sábado, 6 de agosto de 2011

TALABARTEROS Y ZAPATEROS

  Uno de los informantes consultados en relación a la forma de vestirse, en los primeros años del siglo, dice recordar que en el sector rural, las mujeres usaban el pañolón negro y el hombre, la manta de castilla o de lana cruda, que los protegían mucho contra el frío y las lluvias. Por lo general, las mujeres y los niños andaban a “pata pelá”; sin embargo, esto no era por falta de medios -acota- sino que más bien por razones prácticas y de comodidad.

            Así mismo, antes de entrar a la casa se lavaban bien los pies, lo que también hacían al llegar a la ciudad, en algún riachuelo, para posteriormente calzarse.

            En esos años había famosos zapateros, que trabajaban en gran escala ya que además de comercializar su producto en Castro, solían también llevarlos a Punta Arenas. Eran los famosos calzados “entaquillados” (claveteados con una especie de caña de fósforo, de un tercio del largo de ésta).

            A los zapateros que sabían bien su profesión, a hacer bien los cortes, les decían que “entienden de cosido y entaquillado”. Claro que este calzado resultaba un tanto duro, por lo que de inmediato se notaba quien estaba usando zapatos nuevos, siendo motivo del ineludible “remojo”, especialmente cuando era un niño, lo que consistía en pisárselos, cosa que resultaba a veces bastante desagradable porque a algunos se les pasaba la mano, perdón, el pie dejándoselos un tanto deteriorados o rayados. Este calzado “hechizo” se utilizaba especialmente para ir al colegio y protegerse del  barro y la escarcha, dejándose “los de tienda” para los domingos y fiestas de guardar.

            En el mismo rubro se pueden encasillar a los talabarteros, verdaderos artistas en la confección de monturas y aperos para las cabalgaduras. En este rubro fueron famosos Manuel Barrientos y Oliverio Cárcamo, entre otros; tanto, que confeccionaban estos elementos no sólo para venderlos en Castro sino que se los solicitaban desde más al Sur y también más al Norte del Archipiélago.

Del Libro "Cronogramas de Castro en el Siglo XX"
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2 comentarios:

  1. Medardo Urbina Burgos6 de agosto de 2011, 23:41

    Mario nos leva ahora a "lo de los zapatos" en Chiloé y eso me recuerda una anécdota relatada por Don Guido Álvarez Sánchez , de Achao: ..."la abuelita campesina había ido al pueblo ( Castro) a comprar unos zapatos que le impidieran resbalarse cuando acudía a alimentar a los cerdos o a lanzar trigo a las gallinas, es decir un calzado que le permitiera afirmarse bien al suelo y no resbalar por la pendiente. Y regresó a su casa con el calzado, muy felíz y dichosa. Así la encontró en su campo el informante deambulando segura de si misma ...¡.con chuteadores! de fútbol

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  2. Práctica y funcional nuestra coterránea.
    Gracias, Medardo, por tus aportes permanentes a la memoria.

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