San Pedro, Tocornal, Undurraga |
Se cuenta de don Lucho, un destacado vecino de la localidad, propietario de un negocio de vinos, que, para mantener tranquila a su esposa, solía hablarle latamente de sus amigos, caballeros todos ellos que, todos los días, llueva o truene, solían invitarle a compartir su mesa en el Club Radical, motivo por el que, y a fin de que no se crea que él era una persona mal educada, llegaba cada vez más tarde a su hogar, la más de las veces en manifiesto estado de ebriedad, hablando incoherencias o gritando aún el último verso del truco a un rival imaginario.
El truco, como se sabe, es un brioso y aguerrido juego de cartas aprendido por nuestros paisanos en la Patagonia argentina e importado a principios de siglo, como tantas otras herramientas que –monumento al internacionalismo- nos han ayudado a vivir mejor, a hacer más digna la vida de ciudadanas y ciudadanos.
Don Luis, preocupado de mantener a doña Clarisa al día con los adelantos de la “cencia”, solía contar algunas intimidades de sus amigos: “Que eran muy entradores”, les decía, “pero a la vez muy democráticos pues se saludaban con cualquiera”. –“Que no tenían reparo en sentarse a la mesa de algún pobre, y que, instalados a la mesa de los ricos, nunca desentonaban...”.
Doña Clarisa deseaba conocerlos, pero don Luis muy bien que se cuidaba de invitarlos a su casa. –“Ya te los presentaré, mujer”- le decía a su simplota consorte, preocupada porque su digno esposo llegaba cada vez más tarde a la casa, y – al parecer- cada vez con menos bríos..
- “Por lo menos, dime sus apellidos”, le dijo un día que su esposo seguía refiriéndose a ellos como los “Caballeros”. -¡cómo no van a tener nombre esas personas!
- “Por cierto que tienen nombre, barbotó don Luis. El uno, se apellida SAN PEDRO; el otro, TOCORNAL; el tercero, UNDURRAGA”.
A partir de aquella fecha, hay que decirlo, Doña Clarisa lo dejó, por fin, tranquilo.
Del Libro "Anecdotario Insular"
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