Mostrando entradas con la etiqueta Letra Bancaria. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Letra Bancaria. Mostrar todas las entradas

sábado, 1 de enero de 2011

Pagaba, pero llegaban cobranzas

  Para los vendedores de joyas y relojes, que visitan, al modo de los antiguos “faltes”, mes a mes los servicios públicos y colegios de la provincia, la “Carmela” fue siempre una de sus mejores clientes, pese a que la primera vez que realizó  una compra pasó casi seis meses sin abonar ni un solo centavo.
   Sus amigos no podíamos explicarnos las cartas de cobranza que comenzaron a llegarle, más aún si veíamos que –religiosamente- todos los meses se dirigía a la Caja de Ahorros a tomar una Letra Bancaria por el monto de la cuota a cancelar.
   Un día de esos, la hicimos sentarse con nosotros y le exigimos que detalle el trámite que mensualmente realizaba:
   - “Hago todo lo que ustedes me dijeron”, explicó. Voy a la Caja, hablo con el señor tanto, deposito el dinero, él llena la letra y me la entrega”...
   - “¿Y después”?...
   - “¿Después?... ¿Qué quieren que haga?... Ahí las tengo, pues. En un cajón de mi cómoda tengo guardadas esas letras”...
   ¡La buena de Carmela!... Por supuesto, la solución de sus problemas le costó una buena “rajada”. Preparó un “patache” que nos duró toda la noche, además de varias rondas de “ñaque” como ella llamaba familiarmente al cognac.
Del Libro "Anecdotario Insular"