sábado, 16 de abril de 2011

MEICAS, MACHIS, PARTERAS Y CURANDERAS
...A principios de siglo la medicina popular estaba en todo su apogeo. Las “meicas”, “machis”, parteras” y “curanderas” campeaban en pueblos, villorrios y campos, aliviando males con “secretos de la naturaleza”. Una de ellas me dijo: “Para las quebraduras se prepara una masa con harina cruda (chilota), huevo, resina, y raspadura de cacho de camahueto... y agrega: Ése era un vichito “chiquiñiño”, un poquito más mediano que un venado. Tienen unos cachitos muy duros, hacían túneles por los barrancos y se escondían debajo de la tierra. Era muy difícil de cazarlos. Por casualidad se encontraban sus cachitos.
            Con ese preparado la amarradura quedaba muy firme... ¡Uff... no soltaba!
            Para estos tratamientos, un tal Eliecer era famoso... también Enrique Bórquez. Esos eran muy “güenazos... muy expertos”.
            Yo también  sano muchas enfermedades: “para el calor” (fiebre) se usaba la borraja, mezclada con otras yerbitas; para esas mujeres que iban a tener familia, yerbas amargas como el ajenjo cuyano y la artemisa; para dormir, el romero. Para la alfombrilla, limón con tilo; para el resfrío y otros males... remedios de calor como la borraja, romero, salvia, hinojo o palguín; para el dolor de estómago, solamente yerbitas amargas como artemisa, alcachofa o ajenjo.
...y el testimonio mítico:
            "Me acuerdo de muchas cosas raras... Se veían perros, vacas... que se transformaban.  Esos eran cristianos con arte. Hubo muchos “muy mentaos” como un tal Hueicha y un tal Mercado. ¡Uno de ésos era de Putemún, arriba! Estos prendían luces... volaban.
            Se veían “trajinar” en las noches, de un lado a otro. Aquí mismo, al otro lado, en Ten-Ten no más, se veían las luces que volaban y cruzaban de un lado a otro. Seguramente que tenían sus reuniones. Después de las doce de la noche empezaban su trajín.
            Había varias historias... a veces las creían... En  Ten-Ten había un viejo que pasaba siempre a pedir comida o que le den agüita caliente porque le dolía el estómago. Siempre andaba con un perro.
            Una noche lo soñé que me llegó a aplastar... Entonces me desperté, pero el individuo salió por una esquinita de la pared ...
            A los tres días pasó otra vez.
            ¡Entra, no más¡ le dije... y mandé a mis chicos p´a juera!
            (Entonces pensé, ahora no se me va a escapar este desgraciado).
            Cerré las puertas y le dije: “Ahora tú vas a declararme si sois brujo"... Tomé un palo grande y grueso y me lo empecé a aclarar.
            El me empezó a conversar que tal o cual fulano era brujo.
            ¡ Yo no te estoy preguntado por los otros. Tú me viniste a molestar tal noche y esto o esto otro me hiciste. Tienes que declararme porque si no, te voy a matar a palos!
            Pidiéndome misericordia... se echó p’a fuera.
            ¡ No pasó nunca más!
Del Libro "Cronogramas de Castro en el Siglo XX"
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2 comentarios:

  1. esas historias y otras en la cocina-fogon, con un temporal desatado y el frío que calaba los huesos( mas de miedo paralizante que de frío ambiental)...un mate caliente con cedrón y cascaritas de limón, olor a humo y la paciencia y picardía de quien las contaba....un patrimonio del cual ya no pueden disfrutar nuestros hijos porque hemos priviligiado la tecnología, la cultura de la bandeja frente al televisor o el pc y el trabajo absorvente que nos aleja de la conversación ,el diálogo y la pertenencia...y fue hace solo unas décadas...no más de dos o tres....necesitamos recuperar toda nuestra historia y nuestra herencia antropológica ahora....mañana es tarde...

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  2. El periodista, editor del Suplemento Tinta China, del Diario El Chubut, de la Patagonia hermana, me sañala que a un día de la publicación de la Columna "Cosas de Pago Chico", por Mario Uribe, ha recibido numerosas felicitaciones "curiosamente de lectores argentinos".

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