sábado, 2 de abril de 2011

DOS CURAS BUENA ONDA
En la construcción de la iglesia de Castro trabajó, junto al maestro Salvador Calixto Sierpe, el sacerdote Franciscano Padre Ángel Custodio Subiabre Oyarzún. Éste, se levantaba la sotana y echaba manos a la obra. Si algo estaba mal o no le satisfacía, si observaba que una columna estaba levemente desnivelada, la hacía sacar. Sólo cuatro hombres, incluido el cura, construyeron el maravilloso templo, declarado Monumento Nacional el 19 de julio de 1979.

            El Padre Ángel Custodio viajaba mucho a Roma, ocasión que encontró propicia para obtener el plano.
            Con tanta pasión emprendió la construcción del templo, que a menudo se le oía decir: “soy el arquitecto de mi obra”. Martillo en mano subía las débiles escaleras revisando cada detalle así como también a menudo viajaba a Puerto Montt para supervisar la construcción de los hermosos altares que allí se confeccionaban: una verdadera joya de ebanistería.
            El mismo cura dirigía el internado que funcionaba en un gran edificio de dos pisos, que existía frente a la plaza, donde actualmente se encuentra el edificio “Alonso de Ercilla” y que se le conocía como El Convento, puesto que en él vivían los miembros de la Comunidad Franciscana. Este mismo “arquitecto” de sotana dirigió la construcción del Liceo de Castro, hermoso edificio que se erguía en la esquina de Portales con O’Higgins, frente a la Plaza de Armas, donde actualmente está el Edificio del Cuerpo de Bomberos.
            En esos años, cuando este singular cura llegaba de Ancud por tener la envestidura de Padre Provincial, debían tocarle las campanas. Para evitar esta ceremonia, solicitaba al maquinista que detenga la máquina en El Tejar, para así llegar al Convento sin pompa alguna.
            También solía visitar casi a diario las casas de sus amigos, cualesquiera sean sus posiciones ideológicas o religiosas, para charlar con ellos, más de lo pagano que de lo divino... pero en cuanto sentían que ponían la mesa, tomaba su sotana y se iba.
            Así mismo viajaba mucho a Roma. Regresaba cargado de obsequios para su madre. Le traía amoblados de salón, finos cortinajes, chucherías, en fin, qué no traía!
            Por el contrario, el Padre Felipe Oyarzún, más conocido como el  Padre Chaqueta, convivía y compartía alegremente con los vecinos, aceptando onces y comidas de muy buen agrado.
            Este cura bonachón y pluralista visitaba a toda clase de amigos, sean estos pechoños, ateos, conversadores o radicales; bomberos o masones. Sus visitas solían prolongarse por largas horas, compartiendo onces y comidas, comentando con sus anfitriones los últimos acontecimientos locales y nacionales; éstos, sólo conocidos una vez a la semana, cuando llegaba el buque con los diarios. El Padre “Chaqueta” nunca terminaba su amena visita sin aceptar el “consabido cariño” de los dueños de casa, que por lo general consistía en una exquisita taza de chocolate con leche, acompañada de churrascos fritos, roscas, tortillas o sopaipillas.

            Uno de estos curas popularizó el siguiente verso:
            La sesión se abre, dice el Padre Subiabre,
            Aquí estoy yo, dice el Padre Estefó,
            Tomemos vino, dice el Padre Paulino,
            Mejor chicha sin borra, dice el Padre
            Mazamorra.
Del Libro "Cronogramas de Castro en el Siglo XX"
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1 comentario:

  1. ´Muy interesante artículo el de Mario. Se sabe así quien fue el responsable de la construcciòn de la hermosa iglesia de Castro y porqué ha resistido terremotos y temporales a pesar de la enorme altura de sus torres:la calidad de su construcciòn.

    Motivo para recordar y comparar porqué la Iglesia de Quilquico terminò totalmente destruída a causa -a mi modesto juicio- de la Ley de Monumentos Nacionales, que no permitió que los parroqianos repararan la iglesia como era la costumbre chilota. Al parecer, las largas tramitaciones burocráticas demoraron la adjudicaciòn del proyecto y bastaron tres años de demoras para dar con la iglesia en el suelo. ¿Sabrá alguien más algo más de aquella antigua iglesia chilota?ç Tal vez Mario haya escrito algo al respecto.

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