sábado, 4 de diciembre de 2010

"Privado"...
   Otra de don Benjamín, que se nos había quedado en el tintero:
   En pueblo chico como el nuestro, las diferencias políticas nunca fueron tan grandes como para tornarnos en enemigos irreconciliables. Si bien es cierto que ante la aparición de los Liberales, la iglesia católica puso el grito en el cielo, que hubo entre nosotros balmacedistas y antibalmacedistas, que –ya en pleno siglo veinte- hubo conservadores y partidarios del Frente Popular, cuando se trataba de defender los intereses de Chiloé todos éramos uno.
   Por lo mismo, cada vez que se estimaba necesario que una delegación del más alto nivel se entreviste en Santiago con Ministros o Presidentes, con autoridades económicas o políticas, se formaba una comisión en la que todos tenían cabida. Así ocurrió aquella oportunidad en que se incorporó a nuestro buen “don Benjamín”.
   La primera audiencia que la oficina de nuestro parlamentario nos había concertado era con el Ministro de Agricultura. Estábamos ya en la antesala, a punto de ser llamados, cuando  don Benjamín se pone de pie bruscamente y nos interpela:
   -¡“No, no entremos, nos va a ir mal... Vámonos, es preferible que volvamos después.
   No podíamos entender qué bicho le había picado. Ante su negativa en acompañarnos a la entrevista, optamos por dilatar ésta, y lo invitamos al restaurante más cercano para que allí, mientras tomábamos un café, nos explique su conducta:
   - “¿Qué no se dieron cuenta que el ministro está “privado?”... ¿Acaso no leyeron el letrero?”
   Nos reímos a mandíbula batiente. Para la mayor parte de los chilotes, y para don Benjamín también, estar “privado” es estar airado, enojado, molesto. Y claro, en esas condiciones, no conviene molestar a esas personas.
                                  . . .
   Don Benjamín, hombre de un muy buen pasar, era muy respetado entre sus correligionarios. Pronto lo hicieron dirigente de su Partido en la comuna. Orgulloso de su nombramiento, sabiendo que ahora deberá hablar repetidas veces en público, y con el fin de corregir su escasa destreza en el manejo del idioma, decide dar un importante paso: se compra una “máquina de escribir”.
   Algún tiempo después, como el hombre pensaba en el futuro, a fin de resolver el grave problema de aislamiento que vive esta provincia, sobre todo para resolver el problema de las urgencias médicas, propone la idea de adquirir, sea por suscripción pública, aporte del estado o cualquier otro medio, un “Coleóptero”, los mismos que había tenido ocasión de conocer en las pantallas del cine Centenario, transportando a las tropas aliadas desde un punto al otro del frente.
   Cincuenta años más tarde, mientras reescribo estas anécdotas, descubro que -a las puertas del siglo veintiún- los chilotes no hemos sido capaces de adquirir aquel “Coleóptero”, que permita el traslado a Puerto Montt de nuestros enfermos más graves. Los helicópteros serán reemplazados por la tecnología pero los chilotes no habremos cumplido con el anhelo de tener uno de ellos surcando nuestros aires...
Del Libro "Anecdotario Insular"
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2 comentarios:

  1. ALGO MÁS SOBRE "Lica": del que ya nos ha hablado Mario a raíz de su intento de volar en paracaídas. Hace pocos dìas viajé a Chiloé y mi cuñada Virginia me contò otra anécdota de Lica: Ella cuenta que un dìa Lica subía por la calle Piloto Pardo un tanto "cañoneado"...era época de eleccione... y como viera a un grupo de niños jugando en la vereda, se subiò a aquella calzada que corre a varios metros de altura por sobre la vereda opuesta, y allí iniciò su discurso ante los niños. En una de sus gesticulaciones resbaló y cayó sobre los niños "de guata", según la informante, y dejó aplastada a una niña, quien gritaba desesperada al quedar asì atrapada bajo el pesado cuerpo del -ahora- desfallecido orador que yacìa pesadamente sobre ella. Los vecinos acudieron al llamado de los gritos y rescataron a la niña sin más daños que los gritos y el susto.

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  2. "Chiloé es un paìs diferente".
    Don Alex Trautmann, brillante profesor de Física de la Universidad de Concepciòn, quien habìa nacido en Ancud, cuenta que cuando ingresó al Instututo Barros Arana en Santiago, donde cursò Enseñanza Media ( Humanidades en ese tiempo), fue recibido por el Director del Instituto y éste gentilmente le dijo:
    - siéntese en el piso joven.
    Don Alex obedeciò de inmediato y se sentí en el piso de la habitaciòn ( algo sorprendido por la orden del Recto ¡¡¿¿??.
    El rector -tambièn sorprendido- le preguntò.
    --¿Que hace allí joven?¡
    --Obedezco sus órdenes Señor. Respondió Don Alex
    --¿Porqué se ha sentado Ud. en el suelo Joven?
    --Porque Ud. me lo ha ordenado Señor. Ud me dijo que me sentara en el piso.
    --¡No joven!, siéntese en el piso que tiene Ud. al lado, y le señaló un banquito menor de cuatro patas.
    --¡Ah! entiendo Señor Rector. Yo vengo de Chiloé Señor, y a ésto le llamamos "banqueta" y al suelo de la habitaciòn le llamamos "piso".
    Gracias una vez más a nuestro querido amigo Mario Uribe, por seguir alegrándonos la vida.
    Medardo.

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