sábado, 17 de septiembre de 2011

DOÑA ZENAIDA... Y SU VISITA A MAMÁ

 Contaba un amigo que la vida cotidiana de las primeras décadas del siglo se caracterizaba por el ingenio simple... y absolutamente sano, original, entretenido y solidario.

            Las largas noches de esos días aún sin radio se sustentaban en una convivencia muy estrecha entre parientes, amigos y vecinos.

            Al acontecer diario, seguía la caída de la noche, instante apropiado para visitarse e intercambiar comentarios de los sucedido en el barrio, el pueblo o los vecinos... y si las novedades eran escasas o simplemente no se producían, lejos estaban de caer en la rutina y menos en el mutismo o aislamiento.

            Para muestra, un botón: Una tediosa tarde de verano doña Zenaida, una alegre señora de unos setenta años, llega a casa de mis padres, disfrazada de "extraña y elegante afuerina", vistiendo finas ropas de terciopelo, vistoso sombrero, coqueto velo y elegante peinado. Toca a la puerta y es recibida con gran amabilidad y sutileza.

            Todos en casa se "revolucionan" y esmeran, casi exagerando sus atenciones, ofreciendo las tradicionales y afamadas mistelas, galletas y dulces, amén de entablar una muy amable como estudiada conversación... que estalla en sonoras carcajadas cuando descubre su rostro, quitándose el disfraz.

Del Libro "Cronogramas de Castro en el Siglo XX"
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