"Los ricos..."

   Un par de anécdotas livianas, referidas al tiempo aquel en que la política era la única entretención de nuestros lugareños, la que asumían como una fiesta, acostumbrados como habían sido a las “encerronas” de la Derecha, en las que -a punta de carne y vino- se obtenían las mayorías necesarias y se compraban los asientos en el congreso.

   En aquellos días sonaba con mucha fuerza para llegar a la Cámara de Diputados, el nombre de Raúl Morales Adriazola, hijo que fue del fundador y director del Hospital de Ancud, don Raúl Morales Beltramí, reconocido por los múltiples servicios que había prestado a la provincia.

   Su comando recorría todo el archipiélago. En una de esas ocasiones, ante un distinguido grupo de campesinos, un colega profesor que hacía de abanderado del candidato y que lo representaba con elocuencia, dirigiéndose a los presentes, les señaló:

   - “Y, entre otras cosas, queridos amigos y conciudadanos, obtendremos los fondos para construir de una vez por todas el puente que tanto necesitáis...”

   - “Pero si aquí no tenemos ningún río...”- se atreve a expresar uno de los espectadores.

   - “No importa, correligionarios. Si no poseéis un río, construiremos un río”..., responde en el acto, sin inmutarse, nuestro colega.

   En otra oportunidad, en una de las tantas campañas del ex Presidente Salvador Allende, también en uno de esos pequeños villorrios del archipiélago, empapado de entusiasmo y de fe democrática, el orador intenta sublimar la presentación del líder de la izquierda haciendo un símil entre su nombre y las funciones que -de llegar al gobierno- realizaría:

   - “Quién será, compañeros, les dice, el Salvador de Chile?...

   Todos, ante la pregunta intempestiva, enmudecen. El orador, con más ahínco y convicción, repite:

   - “¿Quién será, compañeros, el Salvador...?

   - "Nuestro Señor Jesucristo", contesta esta vez, ingenuamente, un campesino, echando por tierra la brillante intervención de aquel “maestro” y haciendo explotar en carcajadas a los presentes.

   En otra oportunidad, algo más lejos en el tiempo, con motivo de la proclamación de la candidatura presidencial del Frente Popular en la plaza de Castro, hacía uso de la palabra un representante de los trabajadores, el “chico” Maimai, quien, llevado por su patriótico entusiasmo y a fin de aprovechar la tribuna para educar a los oyentes, de pronto, les pregunta:

   - “¿Saben ustedes, camaradas, quiénes tienen la plata?...

   - “Sí, compañero, sí sabemos”, contestan algunos, alborozados.

   - ¿Quiénes tienen la plata, compañeros?...

   - “Los ricos”, contestan a coro, en medio de las risas y la batahola de cuchufletas, a propósito de una verdad de perogrullo que no era necesario investigar desde tan alta tribuna.

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