"Lica", el Paracaidista |
En aquellos años, años de juventud pero también de “inocencia”, era rara la ocasión en que arribaba un avión a nuestra provincia. Ni siquiera poseíamos una pista de aterrizaje adecuada, y los pocos que se arriesgaban a aterrizar entre nosotros, debían hacerlo con mucha pericia en los potreros de La Chacra, sitio aledaño a la ciudad ubicado en los extramuros, donde hoy se encuentra la Población Manuel Rodríguez.
Alguna vez, sin embargo, se rompió el aislamiento y la Fuerza Aérea de Chile, con motivo de algún aniversario institucional, destinó una cuadrilla de biplazas para realizar ejercicios acrobáticos sobre nuestra ciudad, en nuestro cielo virgen aún y agradablemente puro.
Toda la ciudad se dio cita sobre los techos de sus casas, en los bordes de aquella “cancha de aterrizaje” o en lo alto del cerro Millantuy para gozar de tal espectáculo. No todos los días se tiene la ocasión de conocer a los héroes del aire en carne y hueso, de sobrevolar con ellos, en los posteriores “vuelos populares” sobre el cielo de la ciudad y los canales contiguos, de mirar a sus paisanos desde “arriba”, con un mucho de orgullo por tal acto de “valentía”.
“Lica” Delgado no alcanzó cupo para subir a los aviones aunque, curioso como era, intentó captar en todos sus detalles las técnicas de aterrizaje usadas por los pilotos. Unos cuantos días más tarde, émulo de Ícaro, lo vimos lanzándose desde el segundo piso de una céntrica vivienda, aferrado a un paraguas.
Por suerte fue a caer sobre un montón de arena que el dueño de casa tenía allí acumulada para alguna construcción, caso contrario no cuenta el cuento.
Lo que no pudo evitar, sin embargo, fue el apodo de “Lica, el Paracaidista”, que los muchachos le adjudicaron por el resto de sus días.
Del Libro "Anecdotario Insular"
Y Don Mario sigue haciéndonos reir con sus escritos anecdóticos de Castro y alrededores. Tuve el agrado de conocer a "Lica". Lo recuerdo flacuchento, de largo cuello, cabeza menuda y algo rapada, con un tenue tinte rubio en el pelo, siempre conriente, con esda conrisa y chispa pripia del OH. Solìa subir desde Pedro Mont o Punta de Chonos, por la empinada calle Piloto Pardo, rumbo a parte alta del pueblo ( generalmente lo recuerdo con una camisa blanca) a veces rengueaba unn poco y creo que podrìa ser debido a que pasaba a veces "donde los Nayán" te neìan una botillerìa justo donde termina Piloto Pardo y empalma con Puntechonos. Lica era muy cariñoso y amable con los niños de la Piloto Pardo. Gracias Mario por traerlo a mis recuerdos infantiles. Medardo
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